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El Vaticano rechaza Corredención de María

Posted: 27 Mar 2021, 19:31
by mdc
Una nueva noticia sorprende a la Iglesia luego que se publicara una catequesis en la que las autoridades del Vaticano rechazan a María como Corredentora.

La situación de la Virgen María en su calidad de Corredentora se encuentra respaldada por numerosas revelaciones, tales como a María Valtorta y a Mons. Ottavio Michelini (Confidencias de Jesús a un Sacerdote) entre otras, con cientos de referencias disponibles con explicaciones de por qué María si es Corredentora.

Un interesante artículo de Catholic.net
https://es.catholic.net/op/articulos/15 ... acias.html

A continuación transcribo solo algunas referencias de la obra de Michelini:
Escribe hijo mío:
Ya te he hablado de mi Madre Corredentora. Ella lo fue en realidad desde el momento en que se consagró a Dios, ofreciéndose toda ella, su pureza, su voluntad.
Este ofrecimiento se hizo cada vez más vivo, más luminoso, más consciente. Crecía en Ella la Gracia con el crecer de la edad.
Se hizo luego oficialmente corredentora en el momento en que pronunció su Fiat, provocando en Ella la Virginal Concepción de Mí, Verbo de Dios. Intensificó su acción de corredentora cada día de su vida haciendo realidad práctica su ofrecimiento inicial.
Corredentora en sus siete dolores, lo fue en modo sublime cuando me acompañó a Mí en el Calvario y cuando, bajo la Cruz, renovó también su Fiat, aceptando ofrecerme a Mí y a sí misma, como víctima al Padre por la liberación de la humanidad caída bajo las garras de Satanás.
Corredentora es y continuará siéndolo por siempre.
Dios la ha mirado a Ella desde siempre, Dios la ha amado y la ha hecho objeto de sus complacencias desde siempre; Dios la ha querido junto a Él para la realización de su infinito proyecto de amor. La ha hecho Corredentora, Madre, Reina, la ha hecho poderosa.
Ante Ella se someten las jerarquías angélicas y las generaciones humanas la llaman Bienaventurada.
Dios ha amado a los hombres hasta el punto de dar por ellos a su Hijo y después del Hijo, la Madre. Pero los hombres no siempre han demostrado y demuestran haber entendido el don de Dios.
Flor hecha de candor inmaculado, de pureza, de amor, de generosidad. Flor única en el Cielo y en la tierra, nunca habrá otra igual. Ella es la verdadera obra maestra de Dios, comparada con la cual todo está descolorido y todo es poco.
Mi Madre no solamente aceptó el sacrificio de la Cruz consumado en aquel momento histórico sino que ha aceptado también el Sacrificio de la Cruz en su extensión en el tiempo.
No habría sido perfecto su amor si no hubiese sido así: por tanto es verdaderamente real su presencia en la Santa Misa como en el Calvario; es verdaderamente real el ofre­cimiento de Sí misma al Padre conjuntamente Conmigo, con mi ofrecimiento.
Es verdaderamente real su “fiat” en el Calvario como en el Altar para la remisión de vuestros pecados: si no fuera así, no sería corredentora.
Corredentora fue, es y será Conmigo en su perfecta comunión, como Yo estaré en comunión con vosotros en la eternidad: ahora unidos mediante el Misterio de la fe para quien en ello cree y de ello vive, en la eternidad en una comunión perfecta en la recíproca e intercambiable donación mía y vuestra en la gloria del Paraíso.
No en el sentido común, en el que lo son en cierto modo, los bautizados y los confirmados. Ni siquiera en el sentido ministerial, sino en modo diferente, y todavía más profundo, de quien ha recibido el Sacramento del Orden.
Mi Madre fue y es verdadera Sacerdotisa en cuanto que en la cima del Calvario ofreció al Padre la Víctima pura y santa, el Cordero de Dios, su Hijo y con el Cordero se ofreció a sí misma.
Ella es también víctima por los pecados.
Presente, consciente, copartícipe, no sufrió la acción, pero - con el Hijo suyo divino - fue verdadera protagonista del drama de la Redención en el que se centra la historia del género humano.
En este doble ofrecimiento, que se renueva en cada Misa, está la acción por la cual el Sacerdote es verdaderamente tal. Nunca en efecto el Sacerdote es tan Sacerdote como cuando, junto a Mí, me ofrece a Mí mismo y a sí mismo al Padre.
Por esto mi Madre es corredentora.
Para realizar este ofrecimiento mi Madre ha debido anonadarse enteramente a sí misma. La víctima se destruye, la víctima se consuma. Ella ha debido destruir su corazón de Madre santa y pura, la más santa entre todas las madres.
Ha debido sacrificar e inmolar todo sentimiento suyo, ha debido y querido repetir su “fiat” y, como Jesús y con Jesús ha dicho: “no se haga, oh Padre, mi voluntad sino la tuya”.
Sólo un amor indescriptible, incomprensible, un amor sin dimensiones humanas la ha hecho capaz de tan grande prodigio.
Mi Madre, como Sacerdotisa, ha testimoniado a Dios y a los hombres la más grande prueba de amor que consiste en sacrificar no la propia vida, sino la vida de Aquel a quien más se ama.